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7 pintoras mexicanas a las que honramos en el Día Internacional de la Mujer

Hoy hacemos un reconocimiento a 7 pintoras mexicanas a las que honramos en el Día Internacional de la Mujer, ya que seguramente tuvieron que trabajar más arduamente que cualquier artista hombre para ser valoradas como las grandes que fueron.

Desde 1975 y promovido por la ONU, el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha en la que conmemoramos la lucha de miles de mujeres por la equidad de género.  No es un día para felicitar a las mujeres por “su belleza y delicadeza” o “por ser la luz que nos ilumina”, es un día para recordar que todos debemos tener las mismas oportunidades y que muchas, muchísimas mujeres sufren a diario solo por serlo. Es una oportunidad para hacer conciencia y cambiar nuestro mundo por uno mejor, donde todos tengamos los mismos derechos.

 

La gran Dama del Arte Abstracto Cordelia Urueta (1908-1995)

Originaria de la Ciudad de México, fue hija de un diplomático y familiar de artistas e intelectuales como David Alfaro Siqueiros y Justo Sierra.  No tuvo una formación profesional, pero desde muy pequeña copiaba de libros el trabajo de artistas como Tiziano. En la escuela dibujaba monjas vestidas por el frente pero desnudas por detrás, por esto la expulsaron, pero su padre contrató al mejor maestro que encontró para que le diera clases de dibujo. También conoció a Dr. Atl, quien fue el primero en reconocer su talento. Cordelia fue maestra de arte y tuvo la oportunidad de vivir en París y Nueva York.

Aunque nunca abandonó la figura humana, lo que más caracteriza el trabajo de Urueta es el uso del color y la textura, pues sentía que era como mejor podía expresar sus emociones.  Se le conoce como ‘La Gran Dama del Arte Abstracto’.

Foto: Museo de Arte Moderno.

 

El dolor de Frida Kahlo  (1907-1954)

Probablemente la pintora mexicana más reconocida a nivel mundial. Nació y murió en Coyoacán; fue esposa de muralista Diego Rivera, con quien viajó y conoció a los grandes artistas e intelectuales de su época, aunque André Breton trató de definir su obra como surrealista, ella decía que no podía ser porque no se basaba en sueños sino en su propia vida.

En su obra, totalmente autobiográfica, podemos conocer la vida de dolor físico que sufrió Kahlo, primero por una poliomielitis que le dejó una pierna mucho más delgada que la otra y la hacía caminar con dificultad; después por un accidente en tranvía en el que sufrió múltiples y graves heridas que le dejaron secuelas de por vida, por no mencionar 32 operaciones; y el no poder tener hijos, asunto especialmente doloroso para ella.

Foto: Museo de Arte Moderno.

 

La magia de Leonora Carrington (1917-2011)

Leonora fue una pintora y escritora surrealista nacida en Inglaterra, pero nacionalizada mexicana. Su familia era de aristócratas y fue alumna de colegios para señoritas de alta sociedad destinadas a casarse (uno de ellos en Florencia, donde conoció los museos a fondo).  Por el contrario, Leonora se interesaba en leer sobre hadas y gnomos y tuvo experiencias con espíritus y fantasmas, este comportamiento provocó que la expulsaran.  En 1936 comenzó a estudiar arte en Londres. Poco después conoció a Max Ernst quien se convirtió en su pareja y en París la introdujo al mundo del surrealismo presentándole a artistas como Joan Miró, André Breton y Salvador Dalí. Después de una etapa en la que su salud mental se vio afectada y con la Segunda Guerra Mundial avanzando, Carrington llegó a México, país que hizo su hogar.

Sobre el grupo de artistas surrealistas de París, Leonora comentó en una entrevista:

«Aunque me gustaban las ideas de los surrealistas, André Bretón y los hombres del grupo eran muy machistas. Sólo nos querían a nosotras como musas alocadas y sensuales para divertirlos, para atenderlos.»

Recientemente se abrió en San Luis Potosí el Museo Leonora Carrington, un espacio dedicado a preservar y dar a conocer la obra y vida de la artista.

Foto: Museo de Arte Moderno.

 

Foto: Museo Leonora Carrington.

 

La primer Mexicana exponiendo en Nueva York María Izquierdo (1902-1955)

Nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, María Izquierdo fue pintora y feminista. Su formación artística la recibió en la Academia de San Carlos y la Escuela Nacional de Bellas Artes donde entró en contacto con grandes artistas de la época como Germán Gedovius y Diego Rivera.  Tuvo una relación sentimental de cuatro años con Rufino Tamayo con quien se influenció mutuamente.  En 1930 expuso en Nueva York, siendo la primera mujer mexicana en mostrar su obra en el extranjero.

María Izquierdo es considerada feminista pues fue muy activa al hablar sobre la opresión en la que vivían las mujeres de la época post revolucionaria y la problemática de las mujeres artistas (ella lo vivió en carne propia al ser bloqueada por Rivera, Orozco y Siqueiros para realizar un mural en el Departamento del Distrito Federal).  Además en su obra retrata mujeres que, a pesar del intenso colorido, se encuentran en situaciones de sufrimiento y desesperanza.

Foto: Colección Blaisten.

El perpetuo movimiento de Nahui Olin (1893-1978)

Carmen Mondragón nació en Tacubaya en el seno de una familia rica del Porfiriato.  De los cuatro a los doce años vivió en París, a donde regresó a los 20 años y convivió con grandes artistas e intelectuales de la época.  Es en Europa donde empieza a pintar.  En 1921 regresa a México y se hace amiga de personajes como Frida Kahlo, Guadalupe Marín, José Vasconselos, Xavier Villaurrutia, entre muchos otros.  Durante cinco años tuvo una relación con Dr. Atl, durante la cual adoptó su sobrenombre, Nahui Olin, que significa “perpetuo movimiento” en náhuatl.

Además de su pintura de estilo naif, también la destaca su trabajo como poetisa y promotora de los derechos de la mujer, además de su inigualable belleza que la llevó a ser modelo de pintores y fotógrafos como Edward Weston.

Foto por Edward Weston www.curiator.com

 

La promotora de arte Olga Costa (1913-1993)

Hija de un músico ruso y nacida en Alemania, Olga Kostakowsky llegó a México en 1925. Creció rodeada de una gran influencia artística y en 1933 ingresó a la Academia de San Carlos donde fue alumna de Carlos Mérida.  Ahí conoció al pintor José Chávez Morado, quien se convirtió en su esposo.

La pintura de Olga es de un estilo mexicano muy colorido representando naturalezas muertas, plantas, flores y retratos, pero además de esto, su trabajo como promotora del arte es de gran importancia: fundó galerías, participó en la formación de lo que sería el Salón de la Plástica Mexicana, organizó la fundación del Museo de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, al que, junto con su esposo, donó su colección de piezas prehispánicas.  Además fundaron el Museo del Pueblo de Guanajuato con su colección de pinturas de los siglos XVIII a XX y en Silao, también en Guanajuato, se fundó el Museo Olga Costa-Chávez Morado con parte de su colección.

 

Foto: Museo de Arte Moderno.

Alquimia, surrealismo y psicoanálisis Remedios Varo (1908-1963)

Nació en España en la provincia de Gerona y a los nueve años llegó a vivir a Madrid. A los 15 ingresó a la Academia de San Fernando, siendo una de las primeras mujeres en asistir. Vivió un tiempo en París y luego en Barcelona donde se unió al grupo surrealista Logicofobista.  Dice Isabel Navarro sobre esta etapa:

“Le encantaba unirse a los bohemios surrealistas para fotografiarse vestida de torero, vender pasteles en la calle o mandar cartas a desconocidos cuyos nombres elegía al azar en el listín telefónico, uno de sus “actos surrealistas” favoritos”.

Volvió a Francia y en 1941 tuvo que huir debido al nazismo. Llegó a México donde pudo naturalizarse y trabajar.

A pesar de tener un estilo único y profundo, lleno de simbolismo y detalles, basado en la alquimia, el misticismo y el psicoanálisis, Varo tuvo que trabajar toda su vida como ilustradora publicitaria.  Incluso se dice que llegó a falsificar cuadros de Giorgio de Chirico.

Su obra puede ser apreciada permanentemente en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México.

Foto: Museo de Arte Moderno.

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