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Turismo oscuro, lo atractivo de la tragedia

Por lo general, los viajes vacacionales tienen como destino sitios que nos ofrecen experiencias agradables, de modo que podamos interrumpir brevemente nuestra cotidianidad. Sin embargo, hay quienes prefieren otro tipo de turismo, cuyo fin es visitar espacios que tienen una estrecha relación con la tragedia y lo siniestro.

El tanatoturismo, también conocido como «turismo oscuro» es una actividad que consiste en acudir a lugares en los que han ocurrido algunos de los episodios más desafortunados y macabros de la historia de la humanidad. Desde campos de concentración hasta zonas de guerra, pasando por regiones afectadas por algún desastre, ya sea natural o derivado de la acción humana.

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Fuente: chernobylwel.com. Página que ofrece tours para explorar la ciudad de Pripiat y la zona de exclusión

¿De dónde viene?

J. John Lennon, profesor de turismo en la Glasgow Caledonian University, Escocia, acuñó este término en 1996 junto con un colega. En una entrevista con The Washington Post, Lennon explicó que este fenómeno no es reciente, pues afirma que hay evidencia de grupos de personas que, desde sus carruajes, presenciaron la Batalla de Waterloo en 1815.

Otros antecedentes de lo que ahora conocemos como «turismo oscuro» son las multitudes que contemplaban los ahorcamientos públicos en Londres en el siglo XVI y, yendo aún más atrás, los espectáculos que tenían lugar en el Coliseo Romano.

El sitio web dark-tourism.com es una plataforma que ofrece a los curiosos una guía acerca de esta actividad. En la página es posible encontrar una amplia lista de destinos (más de 900 en 112 países distintos) así como noticias y algunas recomendaciones para realizar esta clase de turismo.

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¿Por qué nos atrae la desgracia?

Como era de esperarse, el tanatoturismo ha sido el centro de diversos debates acerca de lo “ético” o “correcto” que es visitar lugares como el Museo Memorial Auschwitz-Birkenau, donde se encontraba el mayor complejo de campos de concentración nazi.

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Museo Memorial Auschwitz-Birkenau, en Polonia. Fuente: Lonely Planet

Una de las respuestas más inmediatas para explicar este interés podría ser el morbo. En alemán existe la palabra schadenfreude, que refiere al hecho de sentir satisfacción a causa del sufrimiento o la desgracia ajena. Este tema, sin embargo, tiene una mayor profundidad.

Más allá de estigmatizar esta práctica, hay quienes la defienden debido al aprendizaje que puede implicar una visita a lugares como Chernóbil, Hiroshima o, aquí en México, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco y las representaciones de la Pasión de Cristo en Semana Santa.

La apertura de ciertos espacios, marcados por la tragedia, para que personas de todo el mundo acudan a visitarlos parece no ser el verdadero conflicto. Todo indica que, al final, depende de la intención con que alguien acuda a dichos sitios.

Empatizar a través de la memoria

“Cuando vamos a estos lugares no vemos extraños, sino que a menudo nos vemos a nosotros mismos y lo que podríamos hacer en esas circunstancias”, explicó para The Washington Post Philip Stone, director ejecutivo del Instituto para la Investigación del Turismo Oscuro en la Universidad de Lancashire Central, Inglaterra.

El sentimiento de empatía y el interés por dimensionar el impacto de algunos hechos históricos también puede explicar esta actividad, cuya notoriedad ha incrementado en años recientes. Podemos leer miles de textos sobre una masacre, pero ningún libro provocará la misma sensación que estar físicamente en el lugar donde alguna tragedia ocurrió.

Derivado de esta situación, el artista israelí Shahak Shapira inició en 2017, a través de un sitio web, el proyecto Yolocaust, el cual recuperaba selfies de turistas en el Monumento a los judíos de Europa asesinados, ubicado en Berlín, y las montaba sobre fotografías de cadáveres en los campos de concentración nazis.

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Montaje que formó parte del proyecto Yolocaust. Fuente: Infobae

El proyecto actualmente está suspendido, pues las 12 personas que aparecían en los retratos recuperados por el artista respondieron para disculparse, además de que eliminaron las imágenes de sus redes sociales. En la página, Shapira comparte el correo que le envió uno de los turistas, cuya foto original incluía la descripción “Saltando sobre judíos muertos en el Memorial del holocausto”.